Cuando tu bebé tiene 18 meses, puedes empezar a sembrar semillas de humildad y gratitud mientras los berrinches egoístas quedan en el pasado. Aquí te mostramos cómo:
No compres cosas todo el tiempo
Recibir regalos en ocasiones especiales es un derecho tácito de la niñez. Pero si llevas una chuchería a casa cada vez que trabajas hasta tarde o llenas la habitación de tu hija con Barbies solo porque tú no las tuviste cuando eras niña, tu hijo pasará de apreciar estos regalos a estar esperándolos, advierte Betsy Brown Braun, autora de You’re Not the Boss of Me. En otras palabras, debes contenerte.
Retrasa las gratificaciones
Si tu hija te está pidiendo un juguete en particular, está bien hacerla esperar un poco, afirma Brown Braun. Puedes decirle "Sí, esa bailarina es hermosa. Puedes hacer un dibujo de ella para ponerla en el refrigerador, y la pondremos en una lista para tu cumpleaños".
No dejes todo de lado para satisfacer sus exigencias
Cuando tu bebé era recién nacido, con un buen grito podía conseguir de inmediato todo lo que necesitaba, ya sea un pañal nuevo, un biberón o un abrazo. Ahora que es un niño pequeño, necesita aprender que el mundo no dejará de girar si no consigue todo lo que necesita en ese preciso momento. "Dile ‘Te daré la leche cuando termine de guardar los platos, cariño’", explica Brown Braun. A medida que aprenda que las necesidades de los demás son tan importantes como las de él, su actitud egoísta disminuirá.
Enséñale la importancia de dar además de recibir
Haz que la solidaridad y el servicio comunitario sean una parte natural de la vida de tu hijo. Dale monedas todas las semanas para que las guarde en un frasco y las done a una causa que pueda comprender, por ejemplo, un refugio de animales o una escuela que necesite libros. También puede ayudarte a preparar una caja de alimentos no perecederos para un banco de alimentos local. No solo aprenderá lo gratificante que es dar, sino que también apreciará lo que tiene en lugar de centrarse en lo que quiere.